Programando un compilador
Como ya comenté en Código veraniego, ahora mismo hay una práctica que me gusta. La verdad es que echaba de menos una práctica así. No quiero decir que no haya más prácticas motivadoras, pero no las que he ido haciendo no me han llegado a interesar suficiente como para que inviertiera mi tiempo. Quizás en algún momento tendré que invertirlo, pero ahora mismo no era el suyo.
Recuerdo que el año pasado (o quizás era estas navidades, aunque a fin de cuentas siga siendo el año pasado) veía a Jordi y Ángel programar un compilador (o eso creo, porque tampoco les presté demasiada atención) y pensaba que yo también tendría que hacer uno (no porque me hiciera ilusión o me dieran envidia, sinó porque en la carrera me lo pedirían).
La verdad es que la relación con esta asignatura (Procesadores de Lenguajes) es curiosa. Estaba matriculado de ella el año pasado, pero no consiguió despertar en mi ni un ápice de interés: profesor de teoría más que aburrido y con el de prácticas tuve un enfrentamiento porque no me dejó estar en un grupo en el que sobraban sitios. Curiosamente este año el profesor porculero es mi profesor de teoría y estoy encantado con él, de hecho es el único que, en este cuatrimestre, ha conseguido motivarme y que asista a casi todas sus clases. Ironías del destino.
Ha coseguido captar mi atención de tal manera que, aunque estoy en un grupo con tres compañeros más, estoy haciendo la práctica yo sólo. Y no la hago sólo porque mis compañeros no trabajen, al contrario, estoy muy contento con ellos, pero quiero aprender perfectamente el funcionamiento y para ello la mejor forma es hacer la práctica uno sólo (aunque intercambiando información).
Desde aquí agradezco a Salvador Villena que haya sabido motivarme (que no es nada sencillo).
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