Momento de despedidas

Se acerca final de curso, ese momento en que cada uno parte en una dirección diferente. Es como la metáfora que creamos hará unos años mis amigos de Tarragona y yo: somos como las bolas de dragón, nos repartimos por el mundo y algún día, cuando nos encontremos, tendremos potencial suficiente para hacer lo que queramos.

Pues hay personas que no forman parte de esas bolas de dragón, y no sabes si las volverás a ver. Quizás sí que las ves alguna vez más en la vida, pero no lo sabes. No ha dado tiempo a forjar una relación más sólida, que te transmita esa seguridad que la relación va a seguir ahí, como una llama de fuego que el paso del tiempo no va a apagar.

Quizás no debería darme miedo que la llama se pudiera apagar pues, si yo le voy echando leña, no tiene porqué hacerlo. Sin embargo me conozco y sé que no siempre cuido esos detalles, no porque esa persona no venga a mi pensamiento con frecuencia, sino por pereza.

1 comentarios:

Anónimo dijo...

Si la curiosidad mata a los gatos, la pereza mata a los hombres. La red debe seguir siempre como nueva y si se rompe una maya hay que coserla; si no los peces vuelven a caer al mar.