Entrevista: Ángel Gabilondo
De la entrevista a Ángel Gabilondo en La Contra obtengo muchas frases para pensar. ¿Te apetece leerlas?
- Hay que saber mucho para ser sencillo. La sencillez es un resultado; la simpleza, un estado primario. Me gustaría llegar un día a ser sencillo.
- [A la sencillez] no [se llega] solo. Uno solo se ensimisma, se enquista, se vuelve autosuficiente. Creo que necesitamos el desafío permanente de los otros, esa irrupción que nos trastorna y nos altera pero que nos hace vivir.
- La alegría es un desafío, algo por lo que hay que luchar. No comparto los discursos quejosos de esa gente que está siempre gimiendo y lamentándose. En una sociedad blanda, acomodada y tibia, la queja se ha convertido en un instrumento que se utiliza con demasiada facilidad.
- La alegría nace del desafío, de correr el peligro de vivir, de hacer de la vida una experiencia.
- Encontrarse a alguien con quien iniciar un itinerario hacia alguna cosa distinta es un regalo fantástico, pero hay que valorarlo. Deberíamos ser como los archipiélagos, conjunto de islas unidas por lo que las separa.
- La intensidad es un factor determinante para la dicha. No se trata, creo, de hacer grandes cosas extravagantes, sino de cuidar los detalles de la vida, darle mucha intensidad a cada instante.
- Pregunta: nos llenamos la vida de obstáculos.
- Toda una gran operación para olvidar. Desde luego, esa obsesión por el trabajo sólo puede deberse a algún tipo de olvido. - Somos personas quebradas, no somos seres acabados ni plenos. Hay que entender que no es que tengas una herida, sino que eres una herida. La gente que no asume eso suele ser muy quejumbrosa y culpa a los demás de esa incomodidad que nos constituye.
- P: ¿Qué hacer cuando sufres?
- Luchar: yo no creo que el sufrimiento redima. El sufrimiento destruye y deteriora, no construye. A mí, la gente sin placer me parece peligrosa y resentida, me asusta.
No sé si estoy de acuerdo con todo lo que dice, lo que sí que sé es que merece la pena pensarlo.
1 comentarios:
Ángel Gabilondo ha sido mi profesor en la Autónoma. Y pese que sus clases eran a las 9 de la mañana, me daba mucho gusto asistirlas. Escucharlo realmente merece la pena.
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